domingo, 9 de marzo de 2008

Noche electoral



Han pasado 17 horas desde que comencé a trabajar esta mañana. Me ha tocado abrir y cerrar el chiringuito, un chiringuito llamado elecciones generales y autonómicas (sí, aunque nadie se acuerda ya ha habido elecciones al Parlamento andaluz). Tengo ojeras, un pinzamiento en la espalda, la garganta un poco rota de dar voces (la batalla del cuarto diputado por Córdoba ha hecho oscilar los resultados a nivel nacional, y eso era suficiente como para comunicarme sin teléfono con compañeros a 20 metros de distancia) y una sensación amarga por: el hundimiento brutal de IU (a pesar de que ni los he votado y de que tenía ganas hasta de que pasara), el ascenso del PP (¿cómo puede haber tanta gente que pueda votar a un partido que ha hecho una oposición destroyer?) y la constancia de que el nacionalismo (esa gran ideología de la igualdad entre las personas) seguirá pesando demasiado.

En verdad, voy a apagar el ordenador con una única idea en la cabeza: cómo he podido sobrevivir a cinco horas sin fumar.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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