
Nunca fui un mitómano, pero sí un enamorado de la Guerra Civil. He leído mucho, he discutido más y he escrito algo sobre un pedacito de la historia de España que me fascina desde pequeño. Siempre me gustaron las batallitas de mis abuelos (los dos lucharon en la guerra), pero sobre todo las del materno, con el que tuve más relación (me crió y hoy soy lo que soy gracias a él). Escuchaba con la boca abierta el relato de sus vivencias, sus miedos, su vida en las trincheras, el relato de cómo le estaba escribiendo una carta a un compañero analfabeto que quería ponerse en contacto con su familia cuando una bala perdida le volaba la cabeza. Fascinado, escuchaba cómo había participado en la Batalla del Ebro y cómo en el asalto a un castillo la metralla procedente de una granada se le había incrustado en una pierna.
Por eso, desde el pasado miércoles guardo en mi cajón el trozo de metralla que se ve en la fotografía. No es el que hirió a mi abuelo, que junto con él estará ahora en el cementerio. Esta metralla, que pesa medio kilo, es parte de una bomba aérea que alcanzó al pueblo de El Viso en la Nochebuena de 1938. Ahora, no es fácil imaginar este pedazo de cobre deformado volando a más de 200 kilómetros por hora, incandescente; capaz de cercenar extremidades, de atravesar cuerpos. Cada poco tiempo, estos trozos de metralla siguen apareciendo por los pequeños huertecitos que rodean El Viso. En las trincheras es fácil hallar también fusiles, granadas y cascos del Ejército Republicano abandonados cuando el frente se desmoronaba en marzo de 1939.
Este trozo de metralla me la dio este superviviente de uno de los bombardeos más terribles de Córdoba, cuyo testimonio me ha servido para escribir este reportaje. Uno de esos reportajes que hacen que mi vida en este periódico merezca la pena. Que disfrute, aunque tenga que escribir de cosas tristes.

Ahí está el Agropensador Errante, en el interior del refugio antiaéreo de El Viso. A cinco metros bajo tierra, en un túnel de al menos 50 metros de longitud construido a pico y pala en el suelo duro de Los Pedroches por presos políticos.
1 comentario:
Hola: soy de El Viso y mi padre estuvo en la batalla del Ebro.Me gustaría ponerme en contacto contigo, tengo bastante información, pero no una base para empeczar.
andres-fuentecillas.blogspot.com
Publicar un comentario