miércoles, 21 de octubre de 2009

Una verdad en blanco y negro


“No soy un periodista comprometido, sino un periodista”. Su pelo es en blanco y negro, como sus fotos. Su rostro, común, desapercibido. Sus ojos son vivos, pero hay que mirar muy adentro para saber que en verdad son los ojos de la guerra. Sus pasos han resonado por las nuevas losas del Palacio de Orive. Ha dejado huellas en forma de imágenes, y antes de marcharse de la ciudad en la que nació le arrancó la cabeza a un par de títeres (políticos del PP y del PSOE) que no tuvieron más remedio que mirarse los zapatos y susurrar que, esta vez sí, la verdad es incontestable.
Gervasio Sánchez es un periodista cordobés. Sí, probablemente el mejor y también el que más alejado está de la ciudad. Sus ojos se han puesto rojos de la pólvora, la sangre y las lágrimas del que ha estado en 100 guerras y no se ha vuelto un insensible. Del que ha estado allí porque su trabajo consiste en contar lo que ve y en contárselo a los que nunca lo ven. Gervasio Sánchez se fue a las guerras a mediados de los 80, y no en busca de una aventura que contar en bares. Hace días, paseó por Córdoba, dejó un puñado de fotos en el Palacio de Orive y aprovechó para reiterar que si el PP hizo la vista gorda con la venta de armas de España a países en guerra, el PSOE ha llegado a implementar incluso la financiación del Ministerio de Defensa gracias a un negocio de escasa limpieza como son las bombas de racimo. Y eso, ante docenas de fotos en blanco y negro de personas mutiladas por culpa de la guerra, hacen indudables unos argumentos que servidos sin anestesia en el salón de una casa son capaces de mover opiniones públicas.
Parodiando al bronceado Eduardo Zaplana en uno de sus demagógicos alegatos de oposición (“no seré yo el que diga, señor Zapatero, que su Gobierno miente”), no seré yo el que denuncie que el periodismo se ha convertido en una impostura, en una profesión acomodada, cobarde y secuestrada por los negocios. Un lugar en que no hay cabida para la reflexión, sino para el impacto de noticias de fuegos artificiales, que se diluyen en cinco segundos. Un sitio en el que lo importante no es contar, sino vender más que nadie. Un paraje en el que lo interesante prima sobre lo importante. Un negocio en el que se trata a ese ente llamado opinión pública como si más de media humanidad fuera retrasada mental es mucho. Ya no es país para viejos como Gervasio, que pese a todos los codazos sigue haciendo lo que debe. Periodismo.

Fdo: Triple A.

** Señoras, señores, lectoras, lectores, ciudadanos, ciudadanas, periodistas, periooo... En fin, amigos todos. Agropensamientos no se muda, pero sí que se duplica. Ésta será la primera entrada que se vea escrita en un papel y no a través de los pixels de un ordenador. Seguiremos aquí, pero también estaremos allí. Informaremos puntualmente.

*** Por ser la primera colaboración, me ha salido algo supermoña. No me lo tengáis en cuenta.

**** La próxima vez que os vea, os regaleré una cita con un oculista por si tenéis problemas a la hora de leer la letra pequeña, que, como siempre, es la que contiene las cosas importantes de la vida (¿?)

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