
Una semana bastó para que mis prejuicios se rindieran ante la evidencia de que Italia es el país en el que siempre quise vivir, y al que siempre quise volver. Ni una cosa ni la otra. He cruzado mares y océanos (en avión, eso sí, que es más cómodo), he estado en cuatro continentes y no he vuelto a Italia desde aquella semana de viaje de fin de curso en la que no dormí más de dos horas al día, en la que no cogí una cirrosis por puro milagro y en la que hasta me dio tiempo a muchas otras cosas...
Mañana estaré de nuevo en Italia. Empezaré por el Sur: Nápoles. La ciudad a la que siempre quise ir, que tanto he visitado en conversaciones y que tanto sale últimamente en la tele.
6 comentarios:
Italia es increíble. Y los italianos, unos chulitos. Encantadores, guapitos, con un idioma precioso, pero unos chulitos. Yo pasé por Nápoles de refilón y me llevé una imagen de caos total: tráfico desquiciado, altares con vírgenes en las esquinas, familias de cuatro miembros en una vespa, hombres que te hablan en todo momento y ocasión, gritos y apedreamientos callejeros... un poco como me esperaba Latinoamérica (y como, en parte, es). Después, viví un año con una napolitana encantadora y modifiqué ligeramente esta imagen para ajustarla a una especie de locura, de pasión, de desenfreno vital, de carpe diem.
En cualquier caso, no sería mal sitio para vivir.
Eso sí, ten cuidado con la mozzarella.
Y con la camorra.
Qué te voy a contar. Dale un beso muy gordo a ya sabes quién. Un abrazo y disfruta.
Alfonso, cabrón, pareces Rafa, jaja. Pásalo bien, ya nos contarás...
Un abrazo, gayerrrr.
Mi más cordial envidia, agropensador. Espero verte pronto por la capital hispalense. Un abrazo
Cejijuntos del mundo unios
yo vivi en nápoles... espero que te haya sorprendido para bien la ciudad.
hay u reportaje en mi blog.
un saludo
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