A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle el hombre, el hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce, separándome de los demás.
Françoise Sagan. Buenos días, tristeza.
Françoise Sagan. Buenos días, tristeza.
Comienzo a estar hasta la polla de escribir desgracias de gente que conozco. Es ese hastío que describe Sagan y hasta esa dulzura por recordar a un hombre que jugaba conmigo de pequeño, con el que me divertí y lloré. Ese hombre que me saludaba desde lejos: "Alfonso Ángel", gritaba con su voz grave. Me llamaba por mi nombre completo, como sólo hacen los que me conocieron de niño.
Buenos días, tristeza.
Buenos días, tristeza.
2 comentarios:
Lo siento.
Ánimo novio.
Publicar un comentario