jueves, 7 de febrero de 2008

Los sucesos sin desayunar


Imagina. Imagina que llevas una semana sin apenas dormir.
Imagina que llegas a tu casa, ves a tu hermana con la que llevas sin hablar un mes y te acuestas a las tres y media de la madrugada.
Imagina que son las siete, que oyes el sonido de tu móvil en lo más cavernoso de tus sueños.
Imagina que abres medio ojo, que tu mano torpe alcanza el teléfono y que lees: "2 fallecidos y 2 heridos en un incendio de vivienda en la C/Blas Infante de Moriles (Córdoba). 80 vecinos desalojados".
Imagina que sigues con medio ojo abierto, que saltas de la cama, que tropiezas con la percha, despiertas a tu familia, te pones la camiseta al revés a la vez que coges la cámara, abres la puerta y te largas.
Imagínate ahora en el coche, a 170 kilómetros por hora, poniéndote la camiseta del derecho y abriendo tu segundo ojo.
Imagina que llegas a una casa tiznada, rodeada de vecinos en pijama que beben tilas, se echan las manos a la cabeza y algunos lloran.
Imagina que todavía no has desayunado, ni te has tomado tu café matutino y vital, y que lo que estás viendo te está poniendo el estómago boca abajo.
Imagina que han pasado diez horas, que ya te has duchado, has comido, has llegado al periódico, has contado la misma historia a unas 50 personas sobre lo que has visto y que luego lo has escrito.
Imagina ahora que se abre la puerta del despacho de tu director y que una voz te reclama. Llegas en posición de firmes y tu sumo pontífice te da varios golpecitos en la espalda diciéndote: "Está de puta madre, sí señor".
Imagina que sólo hace un día has rechazado una oferta que te duplicaba el sueldo porque tú sólo quieres que te dejen escribir.
Imagina que piensas que sí, que es esto lo que quieres escribir.
Imagina que te ves sonriendo.
Imagina que piensas ahora que no, que uno no puede ser feliz contando las desgracias de la gente, que para que a ti te feliciten, te prometan más dinero, que salgas más a la calle y libertad dentro de la redacción, un incendio ha dejado huérfanos a dos adolescentes, has tenido que pisar las cenizas de un hogar y se te han quedado los ojos del coronel Willard (véase Apocalypse Now) después de ver "el horror, el horror".
La vida es así de contradictoria... creo.

3 comentarios:

Caesares8 dijo...

Ya te lo dije una vez por telefono: yo habria cogido el sueldo duplicado y buscaria salida al tema de la escritura de otra forma. Por ejemplo creando un periodico online sin pretensiones, o un blog sobre periodismo, quizas con amigos, quizas en solitario...
Tu amigo,
Practico8

blume dijo...

Ánimo, guapísimo.

Son la cara y la cruz de este trabajo que, por un momento capaz de paralizar todos los momentos, te llevan a plantearte el por qué estás ahí; pero cuando decidiste entrar, cuando sentiste las palmaditas (estoy segura que más de una vez) y cuando la otra cara te hace sonreir en más de una ocasión, en esos momentos, sabes, aunque sea en lo más profundo, que merece la pena.

Hablando de la otra cara, me han dicho que tienes un documento gráfico valiosísimo de la noche del sábado en la "Dos tipos duros Party". Crónica YA.

Ay, cómo me hubiese gustado estar allí...

Besos de la blume

Alfonso Alba dijo...

Caesares y Blume, Blume y Caesares, grandísimos amigos ambos que os llevo eones sin ver.
Creo que me he quedado entre la practicidad de Caesares y el romanticismo de Blume:
Tengo un blog y sigo en un periódico que me deja escribir, aunque sea de abertxales detenidos en una pensión, rumanos aplastados por su propio tractor o el matrimonio más longevo de Córdoba (¡¡¡72 años casados!!!) de dos viejecitos en Torrecampo.
Sin embargo, tengo lo mejor: Amigos (y cibernéticos y todo).
Grasias y abrasos a los dos