Nunca me consideré un tipo duro; un Bogart de la vida que tras una nube de humo sólo levanta una ceja cuando le apuntan con una pistola. No me gustan las películas de cámaras-manchadas-de-vísceras-y-salpicadas-de-sangre que adoran muchos de mis amigos. Retiraba la mirada cuando ayudaba a mi abuela, cuchillo en mano, a sacar de un tajo las tripas de los pobres pollos con los que un rato antes había estado jugando. Me siguen temblando las piernas cada vez que acudo raudo a un asesinato, y disimulo con hondas caladas a un Fortuna y mirada al horizonte cuando el cadáver está destapado a mis pies. He vomitado. He reconocido un cadáver en un accidente de tráfico, me he dado media vuelta al periódico, he tratado las fotos, he escrito un reportaje de dos páginas, he cerrado el periódico, me he subido en el coche y he tenido que parar, correr a un olivar y gritar para sacar de mi cabeza el olor a gasolina, los gritos, los cristales bajo mis zapatos, los pitidos de los guardias civiles y los fogonazos de las ambulancias. Me he desmayado en una operación. He llorado por un perro.
Nunca me consideré un tipo duro hasta ayer. En la gran pantalla, un pelotón de fusilamiento descargaba sobre las Trece Rosas. En las butacas, el público lloraba a lágrima tendida. Yo sólo tenía ganas de fumar.
4 comentarios:
Querido, difícil añadir algo a este post, que es en sí mismo casi un microrrelato.
Últimamente estás que te sales; tus palabras tienen "flow", que diría aquél.
Dejo aquí una consideración general que llevo varios años rumiando y, últimamente, confirmando prácticamente a diario: asumir que uno es frágil (no débil; frágil) es una liberación tan placentera que te hace sentir casi fuerte.
Yo sé que eres una persona dura (aquí no hay ni una gota de chufla, lo juro), pero es algo que no debería preocuparte. Lo difícil, en mi opinión, es acostarse todas las noches pudiendo uno reconocerse en el equilibrio de todo lo que sucesivamente somos.
De vez en cuando resulta que la honestidad y el cariño han podido con las pequeñas y secretas miserias y el egoísmo. Tanto mejor, entonces.
Y por otro lado: qué se te habría perdido a ti, cabeza loca, en la sala de cine donde ponían esa película...
Jajaja
No sé qué se me perdió a mi para ir a ver esta peli que no es ni chicha ni limoná, ni bien ni mal. Tres estrellitas de Carlos Colón.
Amigo Pak, con todas estas cosas que me dices últimamente... bueno... que te voy a tener que pedir matrimonio.
Todos somos más o menos frágiles. Sólo que algunos disfrazan esa fragilidad detrás de una cortina de dureza que sólo se derrumba en los momentos extremos.
Ya lo pensaba en el instituto, los tipos duros no existen. A pesar de que estos eran los que siempre se llevaban a las tías de calle...
Pak, abrasos hercúleos
Sabes que pasa, agropen? Que lo malo de los aduladores es que cuando les pides matrimonio te responden que Glups. Jijiji. Estás que te sales, by the way, vaya posts te estás marcando, pena no tener más tiempo de conexión.
Bicos habaneros.
Vaya tela. Cómo las guardas, amiga Emereci. Es que me pillaste en una época de mi vida, etcétera, etcétera. Ahora, con la de viajes que te vas a pegar por el mundo, te diría que sí sin dudarlo. Eso sí, me tienes que dejar amar de las forma más gayer posible a mis amigos de Brumas y Bromas.
Bicos cordubensis!!
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