Cuestión de principios

"Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros"

Groucho Marx

Últimamente, no paro de traicionarme. Cuando tenía 15 años, me cambiaba el estado de ánimo cuando perdía el Real Madrid. Soñaba con ganar 30 copas de Europa, mil ligas y hasta la NBA del fútbol mundial. Ahora, celebro a grito pelado los goles del Sevilla en la UEFA, deseo que pierdan el Barça y el Madrid, y hasta defiendo al equipo del Sánchez Pizjuán en discusiones ante béticos febriles. Algo parecido me ocurrió en la noche del 27 de mayo.

Después de las crónicas de sucesos y los reportajes históricos, lo que más me gusta de mi profesión es poder vivir una noche electoral. Hasta ahora, y ya llevo unas cuantas, siempre estuve con la izquierda. Hasta ahora...

A las 21.10 llegaron los primeros resultados a la redacción. El Ayuntamiento de Córdoba se quedaba como estaba. Mayoría simple para IU, 12 concejales para el PP y cinco para el PSOE (uno más). Llamada a A., teniente de alcalde de IU.

-- ¿Qué pasa A.? ¿Cómo lo ves?

-- Estoy muy feliz y lo estaré más cuando algunos periódicos [se refería al mío] se tengan que meter por el culo las encuestas.

-- A., te llamo como amigo, no como periodista...

-- Ya, ya, nos conocemos...

-- Bueno, si quieres te entrecomillo lo del culo...

Sorprendido escucho el pí, pí, pí al otro lado de la línea. Comienza a rebotarme la soberbia de la izquierda.

Primer sobre salto. Con el 30 por ciento escrutado IU y PP empatan a concejales. El PSOE baja a cuatro. Me alegro. Alguien coge el megáfono que le acaban de regalar en la Feria, el éxito del año. "¡¡¡Nieto alcalde!!!". Vocea, con el sonido distorsionado de un aparato que hasta ahora era patrimonio de sindicalistas de la mina, de los astilleros, de la Bahía de Cádiz... Qué país.

Suenan los teléfonos. Los pueblos se han vuelto locos. La Campiña Roja, el histórico bastión de IU, cede a favor del PSOE. Arranco a aplaudir. "¡¡¡A chuparla!!!", grito. Cuatro años de ilustrados de izquierdas (?) haciendo política de derechas (?) comienzan a confundirme y me vuelvo a alegrar.

Refresco la página del Ministerio. Soy el primero de todo el periódico que lo ve. Con el 70 por ciento escrutado. "¡¡¡El PP está arrasando, 14 concejales!!!". Me doy cuenta de que estoy compartiendo euforia con gente que en una segunda Guerra Civil me denunciaría para que me fusilaran. Por eso me modero. Sigo así toda la madrugada. En mi fuero interno ardo de alegría por la derrota de Rosa Aguilar mientras (¡¡menos mal!!) disfruto con cada mayoría absoluta que pierde el PP en el resto de España, por cada comunidad que ceden los facciosos, hasta por los triunfos del PSOE en los cabildos insulares...

No sé porqué tengo la extraña sensación de que he triunfado perdiendo. De que esta derrota era necesaria para conseguir otra izquierda. Para hacerla más modesta. Para bajar a sus dirigentes de la parra del poder. Para que vuelvan a ilusionar. Para que en las próximas elecciones la abstención se aproxime a la francesa... Pero no. IU y PSOE, pese a su estrepitosa derrota, volverán a pactar.

Así, imagina que en 2011 hay unas elecciones y no votamos nadie...