"¡Hostias!". Nunca esta castiza interjección me fue más familiar que este domingo por la mañana. Un sólo vocablo, dos sílabas. Era (y lo será siempre) el mayor signo de admiración y sorpresa que puede salir por la boca de un periodista, máxime si es cordobés. Y fue el sonido que escuché de mis compañeros cuando en su repaso matutino a la prensa propia se encontraron con el Villeguismo llevado al extremo. Con una camiseta del Milan pero con las listas al revés y ante la escalinata del Opera House de Sydney, un gitano conquistaba con su imagen los confines del mundo. "Tío, éste es tu amigo", comentaban. Segundos después apenas le daban importancia al reportaje pero descubrí cómo furtivamente lo estaban leyendo. Este país, y sobre todo esta ciudad, es así.
P. D.: Sin pincháis sobre las imágenes podéis leer los textos.
8 comentarios:
algo falla con la segunda foto, esa en la que seguro que cuenta las mentiras.
Bueno, problemas técnicos impiden leer el texto. Por tanto, transcribo lo que mandé a la RDO, que a grandes rasgos salió prácticamente igual. Ahi va:
Más lejos ya no se puede llegar. Sólo quedarían Marte, la Luna o la Antártida, territorios inhóspitos (todavía) para Rafael Villegas, un joven cordobés de 26 años que desde hace seis meses habita en las antípodas de Andalucía, en Sydney, la capital comercial de Australia y el puerto más importante del hemisferio Sur. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y becado por el Instituto de Comercio Exterior del Gobierno español, trabaja para favorecer las inversiones nacionales en Oceanía y sobre todo para cumplir su sueño de la infancia: dar la vuelta al mundo.
“Mi madre siempre me recuerda cuando con apenas cuatro años alucinaba con los dibujos animados de Willy Fog”, confiesa. “Yo tengo grabada la imagen final de la serie, aquella en la que los protagonistas caminan sobre el globo terráqueo mientras se suceden imágenes sobre distintas ciudades del mundo”. Desde entonces, sus pasos siempre se han dirigido en la misma dirección, aunque ahora en Australia ha alcanzado una cota más lejana aún de lo que podría haber imaginado para su personaje Julio Verne. En los últimos seis años ha vivido en seis ciudades distintas. Sevilla, La Haya (Holanda), Bruselas (Bélgica), Córdoba, Madrid y Sydney, una metrópolis de cuatro millones de habitantes que utiliza como plataforma para seguir conociendo el fin del mundo. En diciembre recorrió Nueva Zelanda, en Semana Santa ha disfrutado de las paradisíacas Islas Fidyi y aspira a visitar a finales de septiembre el Sudeste asiático. Mientras, el trabajo le permite recorrer el interior de la isla-continente, ciudades como Melbourne o Brisbane y la Gran Barrera de Coral, e intentará escaparse al outback, el asfixiante desierto australiano, tan extenso como la unión de Francia, Alemania, Polonia y Ucrania.
Rafael Villegas no tiene miedo al avión, no. Siente “pasión” por los aeropuertos. “Es maravilloso estar en un lugar unido con cualquier parte del mundo”. Y ama, por encima de todas las cosas, los idiomas y el crisol de culturas. En Sydney, una ciudad fabricada por inmigrantes, es fácil encontrarlo. Hace apenas dos semanas, en los cuatro metros cuadrados de la sauna del complejo residencial en el que vive no dudó en derrochar su apertura andaluza para hablar en español con un amigo que había cruzado el mundo para visitarle, en francés con una vecina de Lille, en italiano con un amante de la Juventus nacido en Piacenza y en inglés con un inmigrante iraní.
Halaaaaaa!! Lo acabo de ver en el periódico, que lo tengo aquí en la redacción. Qué fuerte!!! Si es que, el que es internacional... Ole, ole!!
Por cierto, había alguna historia de un almuerzo o algo así, no?? Contad conmigo, siempre y cuando no sea en domingo, que los curro todos!!
Muchos besos.
Charo
Muy acertado reportajillo compañero Alfons.
Que regalo para los villeguistas.
Anda que no te tienen mimado Rafa.
Gracias Alfonso. Sólo se dicen verdades. Una lástima pero...
Una cosa, vas a colgar las fotos que hiciste en Sydney en algún sitio tipo Flickr, Picasa....?
Of course, sigue en pie la invitación a la Andalucía del norte.
er niño der minifundio (así me bautizó el homenajeado, y me gusta.)
Me ha llenado de orgullo y satisfacción el reportaje, traca final de la visita del Alf, y vuestros comentarios. Un abrazo enorme a todos. Por cierto, después de mi semanita en Fiji ya me llaman el Kenyata, jejejejeje.
Bueno bueno, qué sorpresa doble. Curioseando por el fotolog del gitanísimo descubro que tú también tienes blog. Enhorabuena por él, Alfonso. Te he leido enterito (menudo viaje, ¿no?). La otra sorpresa ha sido ver al Gitano en publicación impresa y menudo tamaño de foto (vamos, gitanísimo, que si no te compran no será porque no te has gastao en publicidad, cuánto le has cobrao, Alfonso? ;)) Un beso enorme y te seguiré leyendo, por supuesto. Eva.
Amiga Eva, me alegra leerte por aquí, aunque más me alegraría verte para tomarnos 300 cervezas. ¡Cuánto tiempo! Un beso enorme y espero noticias tuyas
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