El hombre agujeta

"Cuando me marche de Australia, me va a salir una capa y me voy a convertir en un superheroe". Rafa, el gitano andador, pronunciaba esta frase en el Jacuzzi de su casa, despues de que nos hubieramos metido entre pecho y espalda mas de seis horas de caminata por las Blue Mountains de Nueva Gales del Sur, nos hubieramos levantando un domingo a las seis de la manyana (acontecimiento inaudito en mi vida despues de que se nos hubiera olvidado cambiar la hora, aqui se adelanta en vez de atrasar) y no contentos con el esfuerzo de la semana, culminado el dia anterior en forma de borrachera, nos sumergimos en la piscina y nos marcamos cuatro largos. Con dos cojones.

Sabiamos que Australia era el pais de los deportistas, decidme un deporte que no sea el futbol en que no haya un australiano ganando algo. Pero lo que no sabiamos es que nos ibamos a contagiar de esta manera. Por ello, hoy Rafa y yo somos una agujeta entera. Pero ha merecido la pena.

Paisajes brutales, cascadas como las de Mofli, el ultimo koala, montanyas azules de verdad. La descomposicion de las hojas de frondosisimos bosques de eucaliptos despedia un curioso gas que a su vez se convertia en una nube de tono azul que se perdia en el horizonte. Sin embargo, las millones de hojas en el suelo creaban una especie de barro asqueroso que era todo lo contrario a una bucolica imagen.

Mirad la foto de la cascada. Rafa y yo, valientes y con una resaca provocada por la inconsciente ingesta de media docena de cervezas belgas (que tienen unos diez grados de volumen), estuvimos arriba y abajo dos veces. Eso si, a mi ha estado a punto de costarme el estallido del tobillo derecho y de su respectivo gemelo.