lunes, 30 de agosto de 2010

El día más ridículo de mi vida


El día más ridículo de mi vida preferí cagarme encima a ir solo al wáter. Asumí el riesgo del escarnio, soporté los dedos crueles de niños de cinco años apuntando a mi entrepierna, me resigné a la colleja de mi madre y sostuve el incoherente orgullo a decir que no por puro miedo. Dos horas antes y medio kilómetro más lejos, un joven torero había matado a un bravo novillo que había osado escaparse de la plaza. Desde la azotea, niños de poco más de un metro habíamos visto entre la polvareda a guardias civiles disparando y diestros lanzando estocadas. Sí, el toro estaba muerto, pero yo estaba seguro de que si me sentaba en la taza un asta afilada acabaría con mi corta y ridícula vida.
** Este texto no es inédito. Fue leído en el concurso de microrrelatos de Radio Córdoba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿ganaste?