domingo, 10 de agosto de 2008

Mi balcón

Mi casa tiene un balcón de cuatro metros cuadrados. Cuando es de día en verano, arde. Pero de noche, es el único sitio de la casa donde se puede respirar. No importa que abajo los niños chillen, se escuche el motor acelerado de los coches y sus frenazos por la cercanía de los coches. Tampoco que más abajo cuatro bares colapsen la calle.
Arriba, todo es oscuro. Se adivinan las estrellas y una autopista en el cielo por la que pasan aviones a y desde cualquier parte del mundo. Echado hacia arriba en una silla de playa (incómoda para dormir pero amable para descansar) se ve la vida pasar. Cuando veo a mi madre en esa postura pienso que está haciendo lo mismo que hago yo: encender la lavadora de materia gris.

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