"No te apures, que siempre que ha llovío ha escampao". Esta metáfora rural tan simple esconde toda la sabiduría de mi abuela, casi analfabeta, que tarda dos minutos en firmar y una semana en leerse una revista del corazón. Una sabiduría que pasa por no bajar los brazos, por no rendirse nunca, por muy mal que pinte la cosa. Una sabiduría que "consiste en sobrevivir", como canta Nacho Vegas.
De pequeño, me desconcertaban esas metáforas rurales. Me hacían pensar demasiado y en ocasiones no las entendía.
De mayor me fascinan. Me encanta hablar en clave con mi abuela, comprender por fin su sabiduría y saber que sus reflanes, como ella pronuncia, contienen los cinco principios básicos de la filosofía mundial.
Y también el humor negro, que tanto me gusta. A sus 86 años me recrimina: "Anda, déjame en paz que pides más que un niño sin brazos".
1 comentario:
las abuelas son lo mejor del mundo. Hace unos anhos, cuando la mia solo tenia 96 o asi (va por 101), si me quedaba con ella para cuidarla, me hacia la cena!
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