"No sé cómo lo hace esta gente para sobrevivir", mascullaba Ra. El precio de una barra de pan había subido de un día para otro cerca de un 40 por ciento. Costaba unas tres libras epipcias y media, poco más de 40 céntimos en un país en el que un agricultor nunca cobra más de 300 libras egipcias al mes (escasos 35 euros).
Gozábamos de buen humor pese a nuestro exhausto estado físico y a que la miseria que estábamos viendo nos estaba partiendo el corazón de puertas para adentro. A veces, cuando la conversación se apagaba mirabas por la ventana del taxi y la pobreza te golpeaba la cara. A veces, la interminable sucesión de casas destrozadas y habitadas volvía invisibles a las gigantescas pirámides que se levantaban al fondo. A veces tenías que mirar hacia atrás, aguantar un suspiro e intentar que la imagen de esa niña de apenas cuatro años que te perseguía llevándose la mano a la boca en señal de hambre y llorando un "give me money" no te nublara los ojos.
Y esto ocurre en un territorio que es el segundo productor mundial de trigo (a fe que he visto trigales envidiables en las riberas del Nilo), un país en el que el diez por ciento de su población pasa hambre y al menos 25 millones de personas (de un total de 80) dependen del pan subvencionado por el Gobierno.
Y a veces miraba por la ventana y veía las caras de los niños. "¿Se puede ser feliz así?", me preguntaba. Al menos, no parecían más infelices que los niños del Primer Mundo.
La de la foto es una niña que se cruzó el Nilo en su barca sólo para pedirnos una propina.
4 comentarios:
Me recuerda a lo que sentí en Bolivia. Uno de los sitios más impresionantes, estéticamente, que vi en mi vida. Y una de las experiencias personales más demoledoras que he vivido. Es difícil disfrutar algo que es tan duro para la gente que lo vive cada día, no?
Joder, que superficial me quedó esa última frase, me falta un osea al final... Lo que es difícil de verdad es vivirlo, entendámonos... Nos entendemos, no?
Nos entedemos, nos entedemos, jejeje. Qué tal todo por tierras galaicas? Aprovecho el blog del Agropen para saludarte. Por cierto, le paso a mi madre tu cuenta hoy, perdona el retraso (mental). Un besote!
Nos entendemos. Sé por dónde ibas. Pero como dijo el otro, no se puede enfocar bien la cámara con lágrimas en los ojos. Y además, ver tanta miseria te da una buena dosis de humildad para dejar de preocuparse por tanta gilipollez diaria que nos raya en nuestro querido Primer Mundo.
Besos sureños
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