Lo he visto romper vasos de cristal con la boca, dar ingentes cantidades de cerveza a su propio caballo en una romería y apalear sin descanso a una persona. Lo he visto borracho decir borricadas a diestro y siniestro, y exhibir su fuerza descomunal en el lanzamiento de un contenedor de basura (que a ojo de buen cubero pesaba, lleno, unos 150 kilos).
Pero no lo he visto haciendo la más gorda, presuntamente claro. Era Nochevieja, yo estaba en Sevilla, anestesiado por el dolor de una muela y del alma a base de alcohol en cantidades industriales.
Volví, abnegado, a mi pueblo. Me enteré de lo que supuestamente había pasado. Llamé a la Guardia Civil, leí el parte policial, el de lesiones del médico forense (un desgarro vaginal del tamaño del canal de Panamá) y la denuncia de la presunta víctima. Lo publiqué.
Acaba de salir de prisión bajo fianza. Es lo que ha decidido la justicia. Parece que no está muy claro lo que pasó. Eso dicen. Nadie me lo confirma ni me lo desmiente. No quiero destrozarle la vida a nadie, colgándole un cartel que no le pertenece. Tampoco quiero que me la destrocen a mí, a golpes de unos puños curtidos en los trabajos más duros del campo.
Pero no tengo miedo. Hace un par de años lo tendría. Estaría asustado, escondido tras mi ordenador. Ya no. No es que no me importe que me partan la cara, no. Ya han disparado demasiadas veces a mi ventana. Sé defenderme.
1 comentario:
solo en caso de vaya a por ti: si es un fortachon de esos, seguro, pero seguro que tiene una hernia. Cuando te este estrujando el cuello, buscala con toda tu alma y dale canha. Ninguno de los dos somos religiosos, pero si le ves venir seguro que te acuerdas de alguna oracion (he puesto una que te va bien en el capitulo de hoy.
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