jueves, 7 de enero de 2010

El agua, la lluvia, el frío

Esta mañana he vuelto. Dos semanas sin aparecer por el despacho, dos semanas sin revolver papelotes urbanísticos, dos semanas de agua, de lluvia, de frío.

Me lo imaginaba. He abierto la puerta y faltaban los marineros soviéticos. El despacho parecía el puente de mando de un submarino de la URSS bombardeado por cargas de profundidad de un acorazado alemán. Goteras, papeles mojados, humedades, ventanas manchadas y un olor a torpedo que tumbaba.

Faltan cubos para achicar agua y décimas de segundo para morir electrocutado por los cables de una impresora gigantesca de planos.

Pero me falta algo más. Se ha quedado fuera, como la vida de esos soldados que se agarran a una fotografía cuando el submarino cae en picado al fondo del mar.

1 comentario:

mariuca dijo...

Digamos que es sólo un desastre a medias. Unas cosas ganamos, aunque sean cubos de agua, otras perdemos...